Noventa municipios castellonenses, las dos terceras partes de las localidades de la provincia, están pendientes del destino de sus basuras. El retraso de las plantas de tratamiento de las zonas norte y sur, previstas en el Plan Integral de Residuos de 1997, ha obligado a buscar salidas provisionales. Los municipios alicantinos que venían acogiendo estas basuras se han cansado de ser solidarios y han dicho basta.