Estamos desprotegidos”, estas fueron las primeras palabras de Francisco Ponz, una de las víctimas de la ya bautizada banda de la Coca-cola, que robó el martes en 10 chalets de Torás y que, entre robo y robo, entre registro y registro, sus componentes se bebían un refresco. “En las neveras había de todo: cervezas, vino, agua, pero ellos solo bebieron coca-colas”, destacó Ponz, muy indignado.